Columna
Una columna de Ezequiel Zaidenwerg sobre poesía y traducción
Tal vez para medir hasta qué punto alguien es traductor habría que guiarse por las veces en que le preguntaron si en verdad es posible traducir. De hecho, esa pregunta formula una sospecha compartida, que a su vez se condensa en un adagio: traduttore, traditore. Así, la traducción se devalúa por partida doble: o bien es imposible, o es una traición, una puñalada por la espalda al autor, la víctima indefensa. La primera variante de este lugar común hace del traductor poco menos que un loco, porque le niega realidad a su experiencia diaria; o lo señala como un elegido de discreta hazaña, dado que le atribuye el poder fabuloso de vencer lo imposible, pero con gloria escasa y más humilde rédito. La segunda lo pinta como un sujeto de moral dudosa, un forajido de variable monta, según donde se exhiban –o no– sus fechorías. Un transgresor fantasma, casi siempre en los casos en que manda el mercado (editorial). Quizá incluso un estafador de guante blanco, sobre todo en ambientes académicos.
Ambas formulaciones, la imposibilidad y la traición, se alimentan la una de la otra. Postular la marginalidad del traductor degrada su trabajo y justifica que agache la cabeza y se quede a la sombra. Mientras que proclamar su excepcionalidad abona el mito que mencioné al comienzo: que traducir es imposible, y toda traducción, una pérdida, o una moneda falsa. Pero los mitos suelen revestir de un aura sublime ciertos hábitos u oficios, y los vuelven rituales cuya lógica es insondable y sus efectos, mágicos. Este ritual en particular logra su fin con notable eficacia y sensibilidad medioambiental, porque además sostiene un pequeño y porfiado ecosistema: el de los iniciados en una ciencia infusa –“traductorología”, así la llaman, con extraña hibridez etimológica–, cuyo hábitat natural suelen ser ciertas universidades privadas del hemisferio norte, y que por lo general cuentan con poca o ninguna experiencia en la traducción asalariada. Hay una grieta entre estos deportistas del pensamiento –de hábitos, sin embargo, de los más sedentarios– y el áspero trajín de quienes acostumbran recibir unos pocos centav...
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Su libro más reciente, "50 estados", es una antología novelada de poesía estadounidense contemporánea. Traduce un poema al día en zaidenwerg.com y produce el podcast Orden de traslado, con el que colabora El Malpensante.
Mayo 2020
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