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Recorriendo cafés y parques bonaerenses, dos escritores reconstruyen la vida y obra de aquel novelista argentino que fue admirado por Camus y desdeñado por Borges. A su paso, se derraman las luces y las sombras de un autor que escribía y pintaba para conjurar su propia oscuridad. Esta es la cuarta entrega del libro en marcha Peregrinaciones literarias.
Ilustraciones de John Varón
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Fredy Yezzed se paró frente a mí y, señalando la estatua de Ceres, empezó a leer. Estábamos en el parque Lezama y era la primavera, aunque una gran nube gris se había posado sobre Buenos Aires. La diosa se veía menoscabada por la intemperie, el tiempo y la mirada de las generaciones humanas, y actuaba como un complemento a la ciudad opaca.
El libro que Fredy tenía en sus manos era Al pie de la letra, una guía literaria de Buenos Aires del periodista Álvaro Abós. Y el pasaje leído, el inicio de Sobre héroes y tumbas: “Un sábado de mayo de 1953, dos años antes de los acontecimientos de Barracas, un muchacho alto y encorvado caminaba por uno de los senderos del parque Lezama”. El entusiasmo de mi amigo llegó a tal punto que, por una convicción ficcional, creía que tal sendero era este donde nos habíamos parado. Te juro que fue aquí, me dijo, donde se encontraron Martín y Alejandra.
En los últimos viajes que he realizado a la gran capital del sur, Freddy, poeta bogotano que reside en Buenos Aires, se ha convertido en mi guía. Un guía que no es fácil encontrar en estos tiempos en que los viajeros van a Argentina buscando los encantos del tango, el fútbol y su geografía hecha de paisajes vastos. Con el libro, que tenía subrayado en muchas partes, Fredy era uno de aquellos que atravesaban Buenos Aires, de un lado a otro, persiguiendo el rastro de los fantasmas de la literatura. Y, como si sus palabras y sus pasos fueran una brújula, recorríamos las largas avenidas de esta ciudad levantada a la orilla del río de la Plata. Aquí y allá nos habíamos detenido para entrar al hotel Castelar donde estuvo alojado Federico García Lorca, a la librería de la calle Suipacha en donde Borges hizo una lectura por última vez, al departamento de la calle Montevideo donde Alejandra Pizarnik terminó con su existencia.
El parque Lezama, a pesar de su estado de abandono, era un oasis en medio de la capital agitada. Así aparece, por lo demás, en Sobre héroes y tumbas. Sus dos jóvenes protagonistas se encuentran y se siguen citando en este lugar porque en él na...
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Excelente artículo de Pablo Montoya como sus novelas.
Docente de literatura en la Universidad de Antioquia. Recibió el Premio José Donoso (2016) como reconocimiento al conjunto de su obra. En 2019, su primera novela, "La sed del ojo", fue reeditada por Penguin Random House.
Julio 2020
Edición No.220
Publicado en la edición
No. 214Fotografías de Philip Phillips. Curaduría de El Malpensante. Historia del primer fotógrafo que retrató los rostros, la arquitectura y los paisajes locales, dejand [...]